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martes, 28 de febrero de 2017

Rematando mínimos



Malú (Deshazte de mí)

Rematando mínimos

Nada podía ser lo que esperaba,
sembré mis flores en jardines falsos
donde sólo crecía la simpleza
y tú eras un dios en miniatura
que hurgaba en mi mitad más vulnerable
porque jamás supiste mi otro nombre
ni se posó en mi sombra una candela.

No entendiste que estaba casi rota
ni que la mansedumbre en mis rodillas
era la firma de una entrega intacta.

Proseguías clavando oscuridades,
mordiéndome el dolor 
y moldeabas mi ceguera, hábil,
mirándome a tu antojo,
sin verme la tristeza que estabas fabricando.

Ayer abrí los ojos y te cerré las puertas,
ayer te vi superfluo, intrascendente,
repleto de más nada que la nada.

Y ahora es imposible hallar ningún pedazo
de la fragilidad que me quebró,
ya todo el corazón ha dado un giro
en este nuevo día en que no soy
más que la fuerza exacta que desata 
tu extrema cobardía.

lunes, 20 de febrero de 2017

Yo no sé si fue amor

Yo no sé si fue amor o fue tan sólo
el préstamo de un hilo de su luz.
Ni sé si aquellos pájaros
que alargaban sus alas por mi sangre
anclaron en mis vértebras su saliva de plumas
o eran gotas de efímeros hechizos.
Quizás nunca fue amor, pero creí
que era su palabra
quien dictaba los pasos de aquel puente
obstinado en seguirme a todas partes.
Podría ser
que el calambre sublime de sus dedos
transitara en un vientre improvisado
y que nunca gestaran sus principios.
Y es posible que fuera silencioso
su ruido atronador entre mis sienes,
o que la anchura de su lengua hurtara
verdades a los labios.
Yo no sé si era amor.
Pero sé que podría dibujar
su voz en las paredes del silencio.
Y que puede mi nuca abrir las piernas
y dejar escapar a la razón
si presiento su nombre.
Yo no sé si fue amor, pero en mí permanece como un grito
su olor a soldadura.

lunes, 6 de febrero de 2017

Certezas

De qué sirve soltar manadas de luciérnagas
en corazones ciegos
o perseguir veranos en lugares
donde siempre es noviembre.

No seguiré intentando que las piedras respiren.

Me guardaré la luz como un secreto
que consiga apartarme de los puños
de las luchas inútiles.

No daré un paso más hacia la espera,
ni seré el asidero
de quien no quiera prolongar inicios,
de quien no sepa caminar descalzo.

De qué sirve llover en las estatuas,
de qué sirve pintar de rojo el aire,
de qué sirve el esfuerzo
por traspasar el hierro de las dudas.

Todo es lo que parece
y empieza a ser muy tarde
para encontrar motivos que me anuden
a puertos imprecisos.

No seguiré inventándome que hay verdades posibles 
en lo incierto.